A mi edad casi no pienso en como me fué el año,pues cuando vas llegando a cierta edad, se van poniendo muy repetitivos,es como si una tremenda armonia fuese envejeciendo poco a poco nuestros corazones.Por supuesto que aprobechamos el tiempo y que cada fin de año hay que disponerse a vivirlo como si fuese el último...(a veces es tan fragil la vida ).
Los grandes y verdes prados fueron quedando atras, y todo lo que tubo sentido en alguna ocasion para nosotros se queda cada vez más distante,estos dias en plena navidad nos dejó un simbolo de los 80 (No debiera la gente morirse en navidad),ni el ni nadie,es especialmente trágico para sus seres queridos,German Coppini vocalista del grupo golpes bajos.Nunca fui especial seguidor de este grupo,pero en lo social confieso que cada vez que los escuchaba,de una manera inmediata me transportaba a la decada mágica de los 80.
Me gusta poner en orden estos dias facetas de mi pasado,recordar de que fui componiendo el traje de mi vida,porque hay cosas muy interesantes y que tal vez a nadie le importe mucho,pero para mi son especiales.
La navidad en la vida de cualquier joven adquiere una dimension especial que lejos de alejarse con el tiempo se va retroalimentando con recuerdos cada vez mas fuertes y llenos de nostalgia.
Aunque fuesen tiempos un poco diferentes,la magia y el hechizo era similar a la de ahora,basta con ver la ilusión que tiene y que desborda la juventud estos dias.
La música tambien es bastante diferente como nó,antes solo buscabamos el rinconcinto calido del baile para soñar un poco con quimeras imposibles.En todo esto llegó por ese tiempo el inolvidable "yeten",estaba prohibido por el régimen,pero aunque a media voz y algun sustillo que otro empezamos a escuchar...
Pero el año se va como siempre,inexorablemente nosotros tambien caminamos con el,lastima que no podamos renovarnos como se renueva cada año la vida en el planeta,quizá el poeta vió algo de eso antes que yo,cuando dijo..."Todo pasa,y todo queda pero,lo nuestro es pasar".
Solo son unos retazos de los recuerdos de un soñador a los que no se les debe echar muchas cuentas.
José Antonio Martin Valencia
Alameda 30 de Diciembre de 2013